Una escritura bibliográfica

Glosario a Laudelino

Prólogo

    “La música es la voluptuosidad de la imaginación”, Eugéne Delacroíx. “La música excava el cielo”, Charles Baudelaire. Desde dos perspectivas del arte, primero el creador del famoso cuadro de la “Libertad” y el otro el autor de “Las flores del mal”, miraron para el arte de la armonía e hicieron estas afirmaciones, del rapsoda cantada ya en los poemas de Homero. “Glosario a Laudelino”, es el título del libro del Profesor Alí Medina Machado. A Laudelino el que encontró una noche, a la noche, con los sonidos detenidos y compuso Conticinio.

Es una selección poética de arreglos musicales de distintos géneros como valses, marchas fúnebres y militares, pasodobles, danzas, sinfonías, poemas sinfónicos, canciones y por supuesto música académica del maestro Don Laudelino. La interpretación literaria artística que hace el profesor Medina se convierte en otro clásico de glosa, para la cultura musical de Trujillo, que a la vez es un viaje por sus montañas, ríos, pueblos, casas, instituciones, hombres y mujeres que inspiraron al poeta sinfónico a esculcar entre las musas o diosas de este arte.

Este reencuentro entre las partituras y la escritura es un caudaloso manantial de palabras hermosas, en donde se evoca al recuerdo, al amor, la novia, el hijo, la patria chica. También se encuentran el dolor, el pesimismo, la esperanza, la alegría, aunque parezca contradictorio. Pero recordemos que es un encuentro de poetas vistos por el tiempo alterados un poco por la imaginación y eso es normal. Hijos de la Tierra de María Santísima de la Calle Arriba cerca de donde está la sultana musical de Los Andes, Radio Trujillo, la 1280, que saluda a su audiencia y la despide con las notas del vals Conticinio.

En Viena la ciudad cultural, musical y política de Austria en la segunda parte del siglo XIX un vals y un compositor refrescaron su historia. “La estrella es un hijo de esa ciudad, de espíritu risueño y alegre hasta más no poder: Johann Strauss II”. Con el Danubio Azul generó música que se quedó en lo clásico, pero transcendiendo a lo popular por primera vez. En el repertorio de don Laudelino llegó una canción para quedarse e integrar en el arte musical venezolano clásico y popular. Dice el profesor Medina: “Es la identificación sentimental de los trujillanos, producto de la inmovilidad de los sueños”.

En Glosario a Laudelino podemos apreciar pasajes como estos: “Músico que veía notas en el cielo. No queda otra alternativa que solicitarle silencio a su propio corazón. Se enferma el alma cuando se abandona el terruño. Canto al heroísmo. La semilla dulce que se siembra en el cuerpo”. Son construcciones literarias aristocráticas con similitud a algunos pasajes del Cantar de los Cantares de Salomón, o de Rayuela de Cortázar, un sentido de pertenencia de Mi infancia y mi pueblo de Briceño Iragorry.

Trujillo la ciudad viajera, la ciudad movediza, la ciudad pacífica y la portátil. En ella convive un manojo de historias, un vals cariñoso y espléndido, a otros como: Morir es nacer. Como llora una estrella, de Conde a principal, Luna de Margarita de los maestros: Andrade, Carrillo, Romero y Díaz. Además una patrona, Mana Juana en la narrativa y hoy un hidalgo de la palabra, renovador del tiempo, buscador de historia diminuta autor de este glosario, que invito a recorrer con las notas acompasadas del maestro Mejías en la tierra de un pueblo que aún le falta tiempo para descubrirse.

Pedro Frailan


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El Idioma y sus Alrededores

Alí Medina Machado

De este libro, les ofrezco esta aportación:

“LA LENGUA EMPIEZA POR LA A”.

La lengua española empieza por la a, pues esta letra es lo más abierto que tiene, la primera letra del abecé o abecedario o alfabeto, que los tres nombres tienen aceptación, aunque el primero no gusta mucho. La a es la primera letra, está en todo, ella representa un acto de libertad. Es una vocal, la primera, y las vocales, como sabemos, son libres: “La a representa el sonido más perceptible en el vocalismo del lenguaje” (Corripio, 1988-1). Surge libre por la cavidad bucal completamente abierta, con la lengua en el piso de la boca. En el triángulo que grafican las vocales ella ocupa el vértice inferior.

La a suena mucho, pero nunca se acentúa cuando va sola. Antes, sola si se tildaba; hoy hacerlo sería un arcaísmo. Tiene plural, pues es un sustantivo, ¿Qué no?, claro que lo es, lo que pasa es que nos acostumbramos a verla como una preposición únicamente. El plural de a es aes. Ejemplo: Las aes de la palabra casa son sus ventanas abiertas. En este caso el sustantivo aes es el núcleo del sujeto. En esta oración, como vemos, la letra a aparece doce veces, porque es que abunda mucho, naturalmente.

La a nunca se está quieta. ¡Caramba!, en esta oración que acabamos de escribir vuelve a funcionar sintácticamente como un sustantivo. Pero, a lo que vamos, la a es vivaz y entrometida en el discurso. En éste funciona como preposición también, con un uso múltiple, según el caso, y en este oficio tiene las siguientes particularidades: Introduce complemento directo, indirecto y circunstancial: Yo amo a mis padres Complemento Directo Vengo a que me preste dinero  Complemento Indirecto Viajaré a Caracas Complemento Circunstancial.

Así se mueve nuestra primera vocal castellana, ayudando incesantemente en la construcción de los sintagmas del discurso, entre lo directo, lo indirecto y lo circunstancial. Esperan a la profesora Directo Viaja a pie Circunstancial de modo Se colocó a un lado Circunstancial de lugar Vendrá al atardecer Circunstancial de tiempo.

No siempre la a puede ser complemento directo, solamente lo es cuando acompaña a nombre de persona o de animal: Quiero a mi padre. Cuido a mi perro. Pero cuando es nombre de cosa el objeto directo no requiere de esa a inicial. Admiro su destreza... No podemos decir guardo a mi escopeta, lavo a mi carro; pero tampoco podemos decir admiro mi padre; cuido mi caballo...

A veces confundimos en la escritura la letra a con la forma ha del verbo haber. Es un error ortográfico un poquito frecuente. ¿Cómo evitar esta confusión?, con el uso del plural. Podemos escribir ha venido y han venido, pero en el sintagma a pie, ¿cómo pluralizar la a? La preposición a no admite plural; el sustantivo a si admite plural. Y todavía llega mucho más allá el uso de la a: en forma proclítica se une a varios adverbios y forma con ellos una sola palabra: afueraadentroapenasabajoadonde... La a se pega a ellos y ya no se puede separar, pues hacerlo sería una incorrección. ¿Y es prefijo la a?, si señor; sirve para formar palabras derivadas por prefijación, como –ateo-  a/teo. Y si hacemos un listado de palabras éste sería interminable, como afear, aclarar, aplomado, acéfalo, anónimo, anatomía.

 Por ser gramáticamente tan usual, la a nos puede llevar a cometer errores e incorrecciones, y con mucha frecuencia, como en los casos siguientes: cocina a gas, cuya forma correcta es cocina de gasavión a reacción, por avión de reacción. En los casos siguientes ¿es correcto o incorrecto su uso? Visitaré a BogotáVisitare Bogotáquiero mis alumnosquiero a mis alumnosVisitaré a la CapillaVisitaré la Capilla... Es cuestión de analizar.

Una última cosa de esta primera letra del orden alfabético que, como vemos, se nos está haciendo inacabable: la letra a sirve para construir locuciones adverbiales o frases o modos o expresiones como también se llaman estos sintagmas: a piea propósitoa diestra y siniestra

El Diccionario de la Real Academia Española, dice otras cosillas de la letra a, por si te interesa.


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Jardín de Exordios

DE LO GEOGRÁFICO-HISTÓRICO

1

No dejo de querer a esta tierra que me anida. Las calles con el tiempo detenido. Sus casas grandes en el centro y los alrededores. Y la lineal visión alargada de sus dos calles principales. No oculto el sentimiento de escribir sobre la historia y el acontecer de mi nativa tierra, de sus glorias y de sus fracasos. En ella aún palpitan las grandes epopeyas de la Emancipación, cumplidas por sus hijos y por hombres de otras tierras, que vinieron en aquellos tiempos lejanos a cubrirla con sus hazañas portentosas en la búsqueda de la Independencia.  Se perpetúan en ella los cantos de aquellos pobladores que, con sus instrumentos y sus voces, y con su vena compositora, daban sus serenatas en los ventanales de las casonas, en las noches silentes de la pequeña urbe. Ciudad de ilimitada condición anímica, con su iglesia, con sus tejas, con sus campanas: imágenes del espíritu creyente que han sido pan espiritual del habitante. Tierra cargada de memorias y desmemorias, arrastra secularmente los signos de sus tradiciones  y leyendas, que han servido para eternizar su hondo significado cultural. A pesar de su apariencia pueblerina, este bendito suelo  lleva en su conciencia, la grandeza ancestral de ser la Ciudad de la Paz. La presiden en la estela inmemorial de sus edades, el viejo templo en que han rezado los siglos, y el egregio monumento que desafía la altura inconmensurable de los nuevos tiempos.

2

La ciudad es una realidad pública que busca y debe ser eficiente. Son los individuos agrupados en una red dirigida hacia un hecho concreto, una meta o lugar buscado con sentido prospectivo y real. Una concreción de obras terminadas con características de servicio y utilidad. Una ciudad es un organismo viviente, pues son los habitantes los que la empujan hacia adelante, con la mirada dirigente y supervisora de especialistas previamente dotados de un proyecto para la visualización  de la empresa total que le da vida y le permite el ascenso hacia los estadios de la prosperidad. Convertida en una red de servicios públicos en consonancia con las necesidades de la población, mirada con signos de grandeza, partiendo de sus componentes unitarios bien agrupados y enredados con ansias de significado, con el sentido completo de la eficacia en el funcionamiento de sus dependencias, con sus espacios abiertos para una mejor existencia, con los pobladores dispuestos a ocupar y hacer funcionar esos espacios, con un conjunto de escenarios vivos y bien organizados. Donde sea precisa la concurrencia masiva a participar y hacer participar a todos en conjunto, con la búsqueda incesante de propuestas para alcanzar los valores sociales que son los que permiten existir bien, con los fundamentos de una cultura esencial de servicios múltiples, puestos a funcionar para alcanzar mayoritariamente sus beneficios integrales.

3

Las pequeñas ciudades primigenias, y más aún otros pueblos, fueron de una baja línea horizontal. Así se percibe por las formas que se dibujan en los viejos daguerrotipos. Y en su totalidad fueron esencialmente monocolores, como para darles una gran dimensión de antigüedad. Ver estos grabados anima a los que sienten amor por la historia, porque se encuentra en ellos una fortaleza espiritual que la define tangiblemente la presencia de hombres y mujeres que allí hubo como pobladores. Y hoy, desde distintos ángulos, se puede replantear la vida de aquellos habitantes que anduvieron en la cotidianidad por las aceras y las calles largas y delgadas, que también se distinguen en las detenidas imágenes de los daguerrotipos de pueblos y ciudades.

4

En aquellos tiempos, entre los siglos, las obras públicas fueron construidas con escasos recursos materiales y técnicos. Están allí en los daguerrotipos. Se ven como un triunfo de aquella ingeniería, o mejor, de la pericia de los albañiles prácticos que las levantaron, dirigidos por ellos mismos; hechas, muchas de ellas sin ninguna planificación previa, aunque con honda responsabilidad y un profundo criterio formal. La memoria gráfica  de ese largo tiempo permanece recogida en diversos documentos públicos y privados. Lástima que no hubo el cuido de personas entendidas, pero sin criterio de posterioridad, por salvaguardar aquel patrimonio documental formado durante el proceso constructivo de las obras públicas y privadas: carreteras y puentes; casa y edificios, y construcciones de otros tipos, para lo que, tanto el gobierno como personas particulares, solían contratar fotógrafos especializados. Y muchos, la mayoría de aquellos documentos se perdieron, lo que impide al investigador tener el apoyo ilustrativo o los pormenores gráficos de tal como era en la realidad la obra en ejecución. La implacable acción del tiempo sobre el documento de papel, la desidia en otros casos, y hasta la ignorancia  dieron al traste con documentos  fotográficos del ayer de la ciudad.

 

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Serenata de Haikai

 

SERENATA DE HAIKAI

(Muestra parcial del libro)

   1

Estrellas come

El comején del cielo

En la lejanía.

           2

Duerme mi niña

Inocente criatura

Que no soy lobo.

3

Te veo en la cama

En mi sueño de lujuria

Mujer precoz.

 


4

De ojos abiertos

Animal de rapiña

Son mis deseos.

 

5

En la historia

Se cuentan pormenores

Como un desahogo.

             

              6

       Mástil feroz

 me persigue en silencio                                

       Para morderme.

 

        7

El tiempo cambia

La piel de las cosas

Como serpiente.

 

   8

De la ternura

Hago gala en momentos

Cuando te anhelo.


  9

La piedra dura

Puede tener corazón

Si se despedaza.

 

10

La timidez

Hincha la fragilidad

De la persona.

 

11

Fruta madura

Deja de ser sorpresa

La naturaleza.

 

12

Llanto en la noche

Una estrella muere

En la inmensidad.

 

13

Tierna y suave

La luz de un cocuyo:

Gota de vida.

 

14

Gallo vesperal

Su canto apagado

Suena a soledad.

 

15

No sé si el amor

Tiene manos metidas

En esta pasión.

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