PREFACIO
El haiku
es poesía de origen japonés. Síntesis poética que condensa un poema en tres
versos en el orden 5-7-5 para llegar a l7 sílabas. Eso es un haiku. Diecisiete
sílabas llenas de vitalidad poética: “¡Sólo tu figura / como una centella
blanca / en mi noche obscura!” (Flavio Herrera). Haiku, según el diccionario
Rioduero de literatura, es una forma breve de la lírica japonesa que consta de
tres versos: el primero y el tercero de cinco sílabas, y el segundo, de siete,
generalmente es así, aunque tiene variaciones. Es una composición de gran
fuerza poética y muy expresiva. Igualmente asienta la definición de Rioduero,
que el plural de la palabra es haikai. Esta forma poética se ha venido
trasladando de sus orígenes orientales a la poesía occidental, con buenos
representantes y obras. En América como referencia, podemos señalar la obra del
poeta guatemalteco Flavio Herrera, un verdadero maestro del género, quien es
ampliamente estudiado en un libro del crítico Guillermo Putzeys Álvarez
titulado el “Haikai de Flavio Herrera”, y en nuestro país, conocemos un libro
del poeta Carlos Pérez Mujica con el título de “Haikay Tropical”, aunque existe
otra excelente producción en varias partes del continente, como vemos en la presentación
que de su libro “Rincón de haikus” realiza nada más y nada menos que el notable
escritor uruguayo Mario Benedetti. Estos nombrados libros son introducidos por
trabajos ensayísticos que explican el proceso literario de esta poesía
japonesa, desde los orígenes hasta la actualidad, indicando que: La historia
del haiku es tan antigua como misteriosos sus orígenes (…) su genealogía ha
sido citada extensamente por los eruditos (…) históricamente entonces podemos
asegurar que el haiku proviene de la tanka a través del renga y el haikai (…)
el haiku es entonces una especie de instantánea de la vida plasmada en 17
sílabas, convirtiéndose en una síntesis de todo lo que abarca el sentimiento
poético y es allí donde radica su infinito atractivo. (Pérez Mujica: 2004). 6
Por su parte, Putzeys Álvarez, sostiene que: Para el hombre japonés, el
sentimiento poético es algo humano capaz de conmover a los seres sobrenaturales
(…) mientras el occidental otorga a la poesía un origen divino, el japonés ve
en ella una proyección sublime (…) El japonés aborrece la plasmación densa y
descriptiva, porque su mundo poético es de indicios para la emoción. (Putzeys
Álvarez: 1967). En todo caso, mi propuesta no es más que ensayar en este campo
poético, atraído por el encanto de una poesía muy breve que, sin embargo, busca
decir mucho, pues constituye leves y sencillos manifiestos de la más genuina
emoción, como chispazos líricos de notas refulgentes que traducen emociones
verdaderas y revelaciones de estados de ánimo dichos con imágenes, símbolos y
otros procedimientos esenciales de la poesía para hacerse como visibles en sus
realizaciones.
***Advertencia: ésta publicación cuenta con derechos de Autor © ALÍ MEDINA MACHADO***
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